Al Camp Nou llego un equipo que había ascendido a Primera
División esa misma temporada y además era el colista de la tabla, aquel equipo
era el Lleida. Aquella tarde se enfrentaba a una quimera… al fabuloso “Dream
Team” de Johan Cruyff. De esto hace 20 años. Nadie en aquel estadio podía esperar
algo más que una abultada victoria blaugrana.
Pero a veces los hados se asocian con el más débil y aunque
aquel mágico Barça puso toda la carne en
el asador, no podía perforar la meta del croata Ravnic, que se desempeñó bajo
los palos con paradas asombrosas aquella tarde. Poco que hacer contra un
portero inspirado y una defensa bien ordenada.
Siempre se suele decir que los equipos grandes suelen tener
la suerte de cara. A fuerza de insistencia y de llegadas al área casi siempre
con peligro consiguieron que en el minuto 44 -psicológico suelen decir-
Stoichkov se cae en el área y el árbitro Núñez Manrique señala la pena máxima,
pese a las protestas de los jugadores. Todo el trabajo realizado en la primera mitad
se trastocaba en un momento -debió pensar algún Ilerdense-. Ante la ausencia de
Koeman, suplente aquel día, Romario se posiciono en el punto de penalti,
enfrente Mauro Ravnic, un histórico en el Valladolid, por aquel entonces en la filas del
Lleida.
Silencio total en el estadio, Romario cogió carrerilla -poca-, lanzó el brasileño y paró magistralmente el croata, culminando así una primera parte para
enmarcar.
En la segunda parte, un Barcelona volcado sobre la puerta de
Ravnic y la defensa al límite de su resistencia aguantando numantinamente los envites
culés. En esto el Lleida les pilla en
una contra y culmina con un precioso tiro cruzado del lateral que bate la
escuadra de Busquets, era el minuto 87 y el Barcelona se quedó sin capacidad de
reacción.
Nadie creía en aquel triunfo. Nadie excepto el guardameta
Mauro Ravnic, que puso un “2” en la quiniela y se llevo una de “14” aciertos. ¿Premonición?
¡Qué grande!
Fuente: El fenomenal blog de Pablo Díaz, “LA LIGA HECHA UN CROMO”
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