martes, 28 de diciembre de 2010

LEZAMA, EL GRAN OLVIDADO DEL ATHLETIC


Curioso este reportaje que he encontrado de 2006, A Raimundo Lezama el fútbol le ha dado grandes satisfacciones. Una de ellas, ha sido desde luego, jugar en el Athletic, pero aquí radica, al mismo tiempo, una de sus mayores decepciones, puesto que se trata, a juicio de su hijo Manu, del “gran olvidado” de la historia del club rojiblanco. Su explicación es que desde Ibaigane jamás se le ha tributado ningún homenaje, pese a que “el presidente Guzmán lo prometió”.
“No le invitaron a ningún acto del Centenario del Athletic y tampoco ha tenido un partido de homenaje”, reclama Manu, quien incluso se ha ofrecido a realizar los trámites pertinentes. “Yo me he llegado a poner en contacto con el equipo inglés donde mi padre empezó a jugar, el Southampton, que vendría gratis, para organizar un partido contra el Athletic; no pedimos dinero, sólo el reconocimiento que sí le han dado otros clubes por donde ha pasado, como el Arenas o el Indautxu, o hasta la Federación vasca de fútbol.
Sin embargo, el que fuera presidente del Athletic, José María Arrate, me dijo que los partidos de homenaje costaban mucho dinero”. Pero no es la única injusticia con la que ha tenido que lidiar.
En el año 1945, Raimundo fue el portero menos goleado, pero no existía aún el trofeo Zamora que hoy en día lo acredita. “Yo he exigido al periódico Marca, quien otorga el galardón, que le entregue el trofeo a mi padre, como hizo con el trofeo Pichichi que Zarra consiguió antes de instaurarse este premio, pero ha sido en vano”.
Para el homenaje ya es tarde, ya que falleció el 24 de julio 2007, pero tiene el nuestro en el blog de los grandes porteros del Pais Vascohttp://marius-porterosvascosdeleyenda.blogspot.com/2009/07/raimundo-perez-lezama.htmly por lo que a nosotros respecta el “Trofeo Zamora” también es suyo y el diario MARCA se lo debía conceder a titulo póstumo. ¡Lezama, un grande!
Fuente y foto: http://www.bilbao.net

sábado, 25 de diciembre de 2010

MOACYR BARBOSA, EL PORTERO MALDITO

Desde que el fútbol naciera como deporte no se recuerda que una persona pagase un precio tan alto por encajar un gol como el que fue obligado a saldar Moacyr Barbosa.


Moacyr Barbosa fue uno de los mejores porteros de la historia del fútbol. Hoy nadie lo conoce. Pero así fue. Su amplio palmarés le avala. Barbosa era reconocido en los años 40 como el mejor arquero de su tiempo. Defendió prácticamente durante toda su carrera la portería del Vasco de Gama, y aún hoy, es el jugador que más títulos ha conquistado con la ‘cruzmaltinha’. Pero su vida dio un vuelco de 180 grados en el estadio nacional de fútbol “Jornalista Mario Filho”, más conocido como Maracaná, precisamente el mismo que le vio encumbrarse al olimpo del fútbol mundial.


El 16 de julio de 1950, Maracaná albergaba desde las 10 de la mañana 250.000 almas para presenciar el último partido del Mundial Brasil’50. Por aquel entonces, no existía el formato de semifinales y final, sino que los cuatro semifinalistas (Suecia, España, Uruguay y Brasil) se medían en una liguilla a partido único para resolver el vencedor. El azar quiso que el último partido lo disputasen los dos mejores equipos del torneo, y del cual saldría el campeón del Mundo: Uruguay y la anfitriona Brasil.

A las 15.30 horas dio comienzo el encuentro ante un país enfervorizado que llevaba varios días festejando la más que segura victoria de la ‘canarinha’. Muchos periódicos tenían ya preparadas las portadas del día siguiente y las calles estaban predispuestas y adornadas con carrozas para recibir a los once héroes brasileños. Estaban previstos una serie de eventos (fuegos artificiales, grandes celebraciones, felicitaciones de los altos mandos de la nación...) y además, se iba a conceder un día de fiesta nacional por la consecución del campeonato del mundo.



Brasil vivía en un tremendo éxtasis. Una euforia que estalló por completo cuando a las 16:32, apenas comenzada la segunda mitad, Albino Friaca anotaba el primer gol de la final, poniendo a su selección con más de pie y medio en la cumbre mundial del fútbol. Así se llego al descanso.
Tras la reanudación, el equipo celeste, crecido gracias al aliento de su capitán, se volcó al ataque, y a falta de 23 minutos para el final del encuentro, ‘el Diablo’ Schiaffino, jugador del Peñarol de Montevideo, conjugaba con Alcides Ghiggia por la banda derecha y colaba el balón en la escuadra izquierda del arquero carioca, Moacyr Barbosa. 


Todo Maracaná, se sumió en un gran silencio, pero a los pocos segundos siguieron los cánticos y los festejos, porque Brasil, pese a agotar su margen de error seguía siendo campeona del Mundo. No obstante, 13 minutos más tarde, Ghiggia de nuevo, recibió el balón en la banda derecha, junto a la línea de cal y tras recorrer 40 metros sorteando jugadores amarillos, se plantó dentro del área. Barbosa, con la jugada del gol de Schiaffino aún en mente, se apresuró a tapar el más que posible pase de la muerte al nuevecarioca, tal y como había sucedido 13 minutos antes. Sin embargo, Ghiggia, prácticamente sin ángulo, ejecutó un milimétrico disparo entre el defensa local Bigode y el poste de Barbosa, sin que este pudiera hacer nada.



Barbosa fue el gran infectado. Fue señalado y humillado por todo su país. Brasil nunca le perdonó aquel último gol de la final, algo que le condenó de por vida. La vida de Barbosa se convirtió en un verdadero infierno de la noche a la mañana. Bastaba con que entrara a una panadería, para que todos los clientes huyeran como si hubieran visto a un fantasma. Sobre ésta y otras reacciones, Barbosa aseguraba que si no hubiera aprendido a contenerse cada vez que la gente le despreciaba, "habría terminado en la cárcel o en el cementerio". También recordaba el hecho más triste de su condena futbolística. “Fue una tarde de los años ochenta en un mercado. Me llamó la atención una señora que me señalaba mientras le decía en voz alta a su hijo: 'Mirá, ese es el hombre que hizo llorar a todo Brasil'".


Moacyr Barbosa trabajó durante más de veinte años en el lugar que le sepultó en el mundo futbolísico. Fue empleado en las oficinas de Maracaná, y de premio a su excelente labor y debido a que se acercaba una gran remodelación en el estadio, su jefe le ofreció los dos palos y el travesaño del fatídico arco que le mató en vida. Regalo que el portero no despreció. Convocó a sus amigos, y ante tanta expectativa creada, juntó un bidón de nafta y con un encendedor, prendió fuego a su simbólica “guillotina”. De esa forma el arquero pensó que eliminando a su testigo más cercano, podría exorcizarse del mote de “mufa” que le atribuyeron algunos, pero nada más lejos de la realidad.


En 1993 fue expulsado hostilmente (de manos del entonces segundo entrenador de Mario Zagallo), de una concentración de la selección brasileña, a donde Barbosa había acudido para desear suerte a los jugadores que luego ganarían el Mundial de USA´94. Poco antes de morir dijo desconsolado: “En Brasil, la pena mayor que establece la ley por un matar a alguien es de 30 años de cárcel. Hace casi cincuenta que yo pago por un crimen que no cometí y yo sigo encarcelado”. Otra frase que se le escuchó en sus últimos días fue: “No jugué yo sólo, éramos once”.
Barbosa falleció el 7 de abril del 2000, aislado y pobre. Quien fuera el mejor portero de su tiempo murió sólo. A su entierro asistieron a penas 50 personas, entre familiares y amigos, y no hubo ningún representante del fútbol carioca. Al día siguiente uno de los diarios más importantes de Brasil sintetizó la vida del guardameta en el título: “La Segunda Muerte de Barbosa”.


Fuente y fotos del blog: http://kexuak.blogspot.com

jueves, 23 de diciembre de 2010

El portero ¿manco?

Ocurrió el 11 de agosto de 1906. Por un partido de la Argentine Football Association jugaron Barracas Athletic contra Estudiantes de Buenos Aires. Para el primer equipo atajó Winston Coe. Hasta ahora nada raro. Pero atención: este jugador de origen irlandés no sólo era defensor sino que además tenía un solo brazo. Sí, era manco. 

Cuando los compañeros preguntaron quién se animaba a atajar debido a que faltaba un arquero, el gran Coe dijo: “Si quieren les doy una mano, dos ya saben que no puedo”.

A pesar de que Barracas perdió por 2 a 1, al otro día La Prensa, en su crónica, dijo: “La gran figura fue Winston Coe. Su modo de parar la pelota, la seguridad y la confianza con la que procede son dignas de elogio”.

Debido a su excelente rendimiento decidieron mantenerlo como arquero. Atajó dos partidos más: contra Reformer perdieron 11 a 0 y ante el poderoso Alumni cayeron 5 a 0. Si bien fueron goleadas toda la prensa reconoció su labor y resaltó su “agilidad felina”.

Valiente, manco y arquero. De no creer.



Fuente: http://futbolcurioso.blogspot.com

viernes, 10 de diciembre de 2010

"Fatty Faulke el gigante de la portería

Fue el futbolista con más peso que alcanzó el fútbol profesional. Se llamaba "Fatty" Faulke y alcanzó enorme notoriedad en los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX gracias a su físico y también al hecho de defender la portería del Sheffield United en una etapa en la que este equipo era uno de los grandes protagonistas del fútbol inglés. Faulke, de casi dos metros, siempre estuvo por encima de los 120 kilos de peso, y con el paso del tiempo llegó a situarse por encima de los 150 kilos. Pero aún así ganó dos Copas, una Liga y llegó a ser internacional.

JUAN CARLOS ÁLVAREZ "Fatty" Faulke es uno de los primeros grandes personajes que el fútbol regaló a sus libros de historia. Era portero, pero su trascendencia no hay que buscarla en su agilidad, en sus reflejos, en su rapidez o en su seguridad. Faulke se hizo célebre en la Inglaterra de finales del siglo XIX gracias a su tamaño. Era inmenso. "Es como si se colocase a un oso enorme en la portería" dijeron de él. Medía casi dos metros y, en los ultimos años de su carrera se calcula que su peso estaba por encima de los 150 kilos. Una barbaridad. Pese a sus descomunales dimensiones triunfó en el mundo del fútbol aunque es cierto que muchos aficionados se acercaban a los campos como quien acude al circo a ver a la mujer barbuda. Pero pese a todo consiguió levantar dos veces la Copa Inglesa con el Sheffield United y ser campeón de Liga. Incluso llegó a vestir en una oportunidad la camiseta de la selección inglesa. Mucho más de lo que podría esperarse de un físico como el de Faulke.

Al meta le descubrieron para el fútbol profesional cuando tenía veinte años y alternaba el cricket con la portería del Blackwell en un torneo local. Los ojeadores del Sheffield, como antes lo habían hecho otros, se acercaron al campo intrigados por los comentarios que se escuchaban sobre él. En un tiempo en el que los guardametas presentaban enormes deficiencias, a los técnicos del Sheffield les gustó lo que vieron. Era muy grande (se calcula que por entonces pesaría algo más de 120 kilos), pero también se movía con rapidez y decisión. Le ficharon aquel mismo día, en el vestuario, donde Faulke, al que se apodaba "Fatty" (gordito), firmó su primer contrato profesional.

En la portería del Sheffield estuvo diez años y se convirtió en una celebridad en un tiempo en el que los "Blades" eran uno de los grandes protagonistas del campeonato inglés. Faulke formó parte del conjunto que alcanzó dos Copas de Inglaterra y una Liga, además de un subcampeonato en cada uno de los torneos. Y Fatty, el "oso", el "gigante de Blackwell" estuvo en todos los grandes partidos de aquella época. Lo que ocurre es que el público festejaba más que sus paradas las anécdotas que generaba un cuerpo que a medida que pasaban los años seguía creciendo hasta llegar a alcanzar los 150 kilos en sus últimas temporadas en el club. Faulke era un atracción para los aficionados. Antes de los partidos se le solían acercar los recogepelotas para que los cogiese por un brazo y los subiese a lo alto del travesaño mientras el público aplaudía con entusiasmo. En una ocasión, aburrido porque su equipo dominaba con autoridad, no se le ocurrió otra cosa que tratar de colgarse del larguero y sucedió lo evidente: que se partió en dos y el partido tardó una hora en reanudarse.

También se ganó cierta fama de polémico a raíz de lo sucedido en la final de Copa de 1902 ante el Southampton. Estaba indignado con el árbitro por el gol recibido (el primer partido terminó 1-1) y acabó persiguiendole sin camiseta por los vestuarios hasta el punto de que hicieron falta cuatro personas para reducirle mientras el colegido se refugiaba en el cuarto de la limpieza. La historia acabó bien. El Sheffield se impuso en el "replay" por 2-1 y el árbitro siguió vivo. No era la primera vez que provocaba algún altercado por culpa de su carácter duro y sus protestas se habían hecho célebres en su etapa en la portería de Bramall Lane. De hecho, las crónicas de la época aseguran que eso fue lo que acabó con su carrera como internacional. Jugó un único partido, un 4-0 ante Gales en 1897. Pero a la estirada Federación Inglesa no le gustaba su carácter ni el hecho de que la visita de la selección pudiese convertirse en una especie de espectáculo circense por culpa de aquel gigante. Y no volvió a ser llamado pese a que los cuatro años siguientes fueron hegemónicos para el Sheffield con los dos títulos de Copa, una final, la Liga y los dos subcampeonatos.

Con más de treinta años y un cuerpo cada vez más incompatible con el deporte Faulke se marchó a defender la portería del Chelsea en la Segunda durante una temporada, antes de cerrar su carrera en el Bradford. A los 42 años murió repentinamente. Los últimos años de su vida no habían sido demasiado propicios para él. Había tenido problemas matrimoniales, perdió los negocios que había montado en Sheffield y se ganaba la vida sirviendo de atracción de feria en la húmeda Blackpool donde pasaba horas vestido de portero a la espera de que el público le disparase un penalti. Se supone que así contrajo una neumonía que acabó con su vida. Otra versión dice que fue una cirrosis la que le mató. Eso sí, nadie ha vuelto a discutirle el título del jugador más "grande" de la historia en llegar al fútbol profesional.



 Fuente y foto: www.farodevigo.com

jueves, 11 de noviembre de 2010

Rufai, el príncipe heredero

Mala señal es para un jugador el ser más mencionado por alguna curiosidad extradeportiva que por sus actuaciones sobre el terreno de juego. Cosa que sucede con nuestro protagonista, Peter Rufai, a quienes pocos recuerdan por sus habilidades como portero pero todos por su condición de príncipe. Y es que el nigeriano era el hijo del rey de Idimu, una región cercana a la capital, e incluso estaba destinado a ser el sucesor cuando su progenitor muriera.


Sin embargo, a Rufai jamás le interesó la nobleza, aunque su condición de príncipe le abrió más puertas de las que le cerró. Entre otras cosas, le permitió dedicarse al futbol de forma profesional, a pesar de que sus aptitudes no eran para tirar cohetes. De no haber pertenecido a una clase acomodada en Nigeria, difícilmente Rufai podría haber dado el salto a la Liga belga a principios de los '90 para enrolarse en las filas del Lokeren y más tarde del Beveren.


Y no solo eso. Siempre corrió el rumor de que sus frecuentes llamadas con la selección nigeriana también eran fruto de su 'sangre azul', si bien hay que reconocer que con las águilas verdes no le fue nada mal. El problema dentro de la afición española es que, tras una horrible fase de grupos durante el Mundial del '98, la Roja dependía de Rufai para pasar a octavos de final en un partido entre Nigeria, clasificada, y Paraguay, que se jugaba la otra plaza con España, y en aquella ocasión el portero africano no estuvo precisamente acertado...


Para aquella época Rufai ya militaba en la Liga española, a la cual llegó en un mercado de invierno fichado por el Hercules del Farense, uno de los múltiples equipos en los que jugó. En su primer año al máximo nivel solo disputó una decena de partidos, así que a los alicantinos no les importó demasiado que al verano siguiente se fuera al Deportivo de La Coruña. En Galicia se topó con un Songó'o que atravesaba su mejor momento y que le dejó solo las migajas a un Rufai al que la portería del entonces SuperDepor le quedaba grande.


Sin embargo, para el recuerdo siempre quedará el penalti que le detuvo a Savio en un partido ante el Real Madrid en que le tocó suplir a Songo'o. Pero, como decimos, lo que siempre acompañó al arquero fueron las anécdotas relacionadas con su condición de príncipe heredero. En el Hércules, por ejemplo, sus compañeros le ponían toallas en el suelo a modo de alfombra y le dibujaban coronas en la pizarra, mientras que el Depor tuvo que darle en una ocasión permiso para que viajara a su país a discutir la línea de sucesión de Idimu, su pueblo, al haber fallecido su padre. No obstante, Rufai fue feliz en España, como demuestra el hecho de que se haya quedado a vivir e incluso haya abierto una escuela de porteros.

Fuente: http://www.mercafutbol.com/

martes, 2 de noviembre de 2010

JAVIER BARROSO EL POLIFACÉTICO

Javier Barroso fue un polifacético del fútbol. Jugador, guardameta, presidente del Atleti y también de la Federación.

Era el 28 de octubre de 1923 y se disputaba el derbi ante el Real Madrid. Los jugadores están calentando pero falta un jugador. El técnico inglés Mister Hayes se da cuenta de que falta el guardameta Eguía. El cancerbero es nuevo en la capital y no ha conseguido llegar al estadio. Hayes busca desesperadamente a Ruete y le pide que localice a dos cancerberos que deben estar en la grada. Ruete busca a Manolo Mata y a José Antonio Ortueta, pero no los encuentra. Hayes busca desesperadamente una solución y se acuerda de las buenas maneras que demuestra Javier Barroso en los entrenamientos cuando se colocaba bajo los palos. “Javier, Javier, ven corriendo que te necesito”. Ese día, Javier Barroso se coloca bajo los palos en un partido en el que los visitantes no tienen muchas opciones en la primera parte. Pololo adelanta desde el punto de penalti a los rojiblancos llegando al descanso con victoria atlética. Sin embargo en la segunda parte los blancos acosan la portería de Barroso especialmente su amigo Juan Monjardín, con el que tantos años compartió en el colegio del Pilar. ‘Juanito’ lucha por marcar y lo consigue en dos ocasiones dando la victoria a los blancos. Desde ese día, Javier Barroso deja su puesto de delantero y se convierte en el cancerbero titular del Atlético de Madrid.

Fuente y foto: hemeroteca de "El Mundo Deportivo".

sábado, 30 de octubre de 2010

CUANDO DE GEA SENIOR FUE PORTERO

De Gea hace un gesto durante un partido.
"Me gustaba ponerme los guantes desde pequeño y, como mi padre era portero, fue él quien me enseñó". David De Gea tiene claro por qué siempre quiso ser guardameta. Mientras todos los niños sueñan con marcar el tanto decisivo de una final, el rojiblanco soñaba con evitarlo. Y todo se lo debe, en gran parte, a su padre, José De Gea, quien siempre fue el espejo en el que se miró David. Él nunca llegó a jugar en la élite del fútbol español como hace ahora su hijo, pero le enseñó los valores que debe tener un guardameta porque él mismo conoce las exigencias de la posición: fue portero del Getafe en los años 80, en Tercera División.
José estuvo en las categorías inferiores azulonas y, tras la salida del Loco Medina terminó haciéndose con la portería del conjunto azulón. "Estuve poco tiempo en el Getafe, jugué en Tercera. Me subieron y ocupé el puesto del Loco, que era un buen portero. La directiva le había quitado porque a veces discutía con la grada, cuando le pitaban o algo se lo tomaba mal, y me pusieron a mí", recuerda con nostalgia José. "No compartí vestuario con ninguna estrella, pero éramos muy buena gente, que amábamos el fútbol. Fueron grandes tiempos", revive el progenitor de los De Gea.
"Desde que era pequeño hablaba de fútbol con David. Esa es su mejor virtud, que siente pasión por el fútbol y le encanta ser futbolista", dice orgulloso José. "Le hablaba sin parar de Iribar, de mis gustos como portero. Siempre le contaba lo que fue Iribar, era el número uno. Le decía que en la selección siempre jugaban él y diez más. Nunca habrá otro como él", indica orgulloso su progenitor. La sobriedad y la frialdad que tiene su hijo tienen mucho que ver con la que lucía Iríbar. También la rapidez de movimientos pese a su envergadura. El molde de Iribar, se lo empezó a dibujar José a su hijo en esas charlas en las que ensalzaba a El Chopo.
Esta tarde, David defenderá de nuevo la portería del Calderón ante el único equipo en el que jugó su padre. A sus 19 años, también parece todo un veterano a ojos de su padre. "Ha evolucionado un disparate. Es un chico que se trabaja mucho física y mentalmente y si lo ves dentro de 20 años seguramente estará igual", afirma José, quién aún recuerda con brillo en los ojos los primeros pasos de su hijo como futbolista. "David es como es por su manera de ser. Su serenidad a veces hasta me deja a mí helado. Nunca olvidaré su debut en Champions en Oporto. Se lesionó Roberto y entró el tío como si nada. Estaba yo mucho más nervioso que él", reconoce José, que ya lleva bastante mejor en ver en acción a su hijo. Desde entonces David no ha parado de crecer y hasta suena como futurible de la absoluta. David es, sin duda, el mayor orgullo de don José.
Fuente y foto: http://www.publico.es


viernes, 22 de octubre de 2010

IRIBAR Y EL DEBUT DEL JOVEN DEUSTO

4 PORTEROS PARA 5 ENCUENTROS (temporada 1965/66)
"El Athletic de Bilbao, bate un record difícil de igualar en la mala suerte, pues ha tenido que emplear nada menos que a cuatro guardametas para cinco encuentros, aunque todos ellos de una calidad extraordinaria. Los problemas comenzaron cuando Iribar (el chopo) se lesiono en los vestuarios tras jugar en Pontevedra (3-0) en la segunda jornada del Campeonato Nacional de Liga. El domingo siguiente frente al Valencia en "La Catedral" (1-0) jugo Echeverria, que también resulto lesionado, pasando a jugar en Córdoba el joven portero Deusto (1-0). Su juventud le pareció excesiva al mister, Gainza, que hizo debutar a Zamora en casa ante el Atlético de Madrid (0-2), hasta que la recuperación de Iribar puso solución a los problemas de la portería rojiblanca".


Fuente: Athletic, orgullo de una afición.

domingo, 10 de octubre de 2010

LOS PORTEROS MAS ALTOS DEL MUNDO


Kristof Van Hout (208 centímetros).
Un portero que es, nada menos que el deportista profesional mas alto del mundo gracias a sus208 centímetros de altura. Quizá una garantía contra las vaselinas y quizá un problema para los balones bajos, si también tenemos en cuenta sus 110 kilos de peso. El belga Kristof Van Hout nació en febrero de 1987 y ha militado en el Willem II, de la Eredivisie holandesa, y en el KV Kortrijk, de la Primera División Belga. Actualmente juega en el Standard de Lieja, vigente campeón de la Liga Belga y uno de los clubes con mas solera del país.





Vanja Ivesa (205 centímetros).
El croata parece haber encontrado la estabilidad en la portería del Eskisehirpor, de la Primera División turca, tras militar en cinco equipos desde que debuto como profesional.
Nacido el 21 de julio de 1977, ficho a los 21 años por el HNK Rijeka, de la Primera croata. Cinco años mas tarde hizo las maletas y se fue a Australia, al Sidney United, donde jugo una temporada. Luego regreso a la Liga croata, en la que milito en varios equipos hasta recalar en la liga turca. No ha sido internacional.

Fuente: Don Balón
Fotos: www.google.com

sábado, 9 de octubre de 2010

CUANDO IRIONDO FUE PORTERO

Rafa Iriondo, por supuesto que nunca fue portero, es mas fue uno de los integrantes de la "segunda delantera histórica" junto a Venancio, Zarra, Panizo y Gainza. estuvo prácticamente toda su carrera en el Athletic de Bilbao, también participo en la Selección Española. pero no es este el caso que nos ocupa, sino el hecho de que jugara de portero en una ocasión, y he aquí la anécdota.


Se jugaba un contra el Oviedo en su campo, y el portero Lezama resulto lesionado. En aquella época no se podía sustituir el portero y ahí tenéis a Rafa Iriondo con el jersey dispuesto a guardar a cal y canto su portería. Desconozco el resultado final del partido.


Rafa Iriondo ganaría muchos títulos como futbolista y también como entrenador, pero no como portero. Espero que sepáis aguantarme este pequeño chascarrillo.

domingo, 3 de octubre de 2010

YASHIN E IRIBAR CONVERSACIONES EN LA CATEDRAL

HOMENAJE A LOS MEJORES METAS

Dentro de los grandes momentos que ha vivido José Ángel Iribar, recuerda con especial cariño uno que no tuvo por escenario los tres palos: el homenaje que la afición bilbaína brindo sobre el césped de San Mames a Ricardo Zamora, José Ángel Iribar y Lev Yashin antes del encuentro del trofeo Villa de Bilbao. El pasado, presente y futuro de los porteros mundiales se unieron entonces, pues si Zamora fue el mejor del mundo en su tiempo, Yashin también lo fue en el suyo y estaba al final de su carrera deportiva cuando el "Txopo" comenzaba a triunfar. La "Araña Negra" e Iribar mantuvieron una conversación un tanto especial: Iribar habla castellano y euskera; Yashin, ruso y algo de ingles. Ambos charlaron amigablemente, pero ninguno se entero de nada. Su entendimiento era bajo los palos.



Anécdota sacada del libro: Athletic Orgullo de una Afición de MARCA

viernes, 1 de octubre de 2010

EL DEDO DE IRARAGORRI

Leandro (LANDER) Iraragorri Fournier, nació en Bilbao (Bizkaia) el 17 de diciembre de 1934.

Debuto en primera división con el Athletic Club el 30 de octubre de 1955, en el partido Athletic-Real Sociedad (3-0).  Solo jugo dos partidos de liga, con tan mala suerte que en el ultimo de ellos se rompió el dedo corazón de su mano derecha, lo que le acarreo muchos problemas a la hora de curarlo. El entrenador que entonces era Fernando Daucik, debido a la tardanza al curar la rotura le pregunto: "¿Usted quiere ser portero de fútbol en el Athletic?" lógicamente respondió que "si", a lo que el "checo" le contesto: "Pues cortese ese dedo."

jueves, 30 de septiembre de 2010

IGNACIO EIZAGUIRRE Y LAS MORCILLAS

Eizaguirre procedente de la cantera de la Real Sociedad, en la temporada 1940-1941 , el prometedor portero ficha por el Valencia CF, siendo un traspaso muy conflictivo, ya que el equipo Valenciano hablo con su padre a espaldas de la Real, el equipo txuri-urdin lo declaro en rebeldía y no pudo debutar hasta la siguiente temporada, concretamente en la jornada13. En su primer partido como titular, jugado ante el Real Madrid en el feudo madridista, recibió cinco goles, lo que hizo que el entrenador volviera a confiar en Pio, el portero titular hasta el momento. Eizaguirre siguió suplente hasta la jornada 17 en la que el Valencia visitaba al Athletic Club. En ese partido, el titular iba a ser otra vez Pio, pero Eizaguirre recibió la visita de su padre Agustín, (también portero ) desde San Sebastian. El negocio familiar de los Eizaguirre era una carnicería, el padre del jugador llevo una cesta de longanizas y morcillas para que degustaran los jugadores, con tan mala suerte que Pio se empacho de tanto comer, y fue baja de ultima hora. Eizaguirre obtuvo la titularidad y ya no la abandonaría.
No hace mucho contacte con su nieta y me confeso que la anécdota de las morcillas, era eso, una anécdota.


Foto: del libro Porteros Guipuzcoanos de la Diputación Foral de Gipuzkoa...

miércoles, 29 de septiembre de 2010

DE GEA Y LA LENTILLA


Aquel recordado penalti frente a Bélgica

El hoy pretendido por los grandes del fútbol europeo, s
altó a la fama en una tanda de penaltis con la selección Sub 17 en las semifinales de la Eurocopa 2007, con Bélgica como rival de una interminable ronda de lanzamientos desde el punto fatídico. Tras un fallo español, los belgas igualaron en errores al lanzar alto un penalti. La igualdad era máxima hasta que en el octavo penalti español terminó en gol. Todo estaba en manos de De Gea, pero lo que nadie esperaba era que el lanzamiento belga se fuera a estrellar en la cara del portero rojiblanco. Alegría, gritos con De Gea con protagonista y con España en la final ante Inglaterra.

Entre tanta algarabía y abrazos de un grupo de 18 chavales de 16 ó 17 años, el portero, despistado él, 
pierde una lentilla, pero no se da cuenta en el momento, ya que la felicidad de estar en la final se lo impide. Por momentos cunde el desánimo porque sin lentilla no hay final por una cuestión de dioptrías. Como es natural, él se mantenía tranquilo, nada le alteraba, como le sucede ahora.

Al final, 
sus padres dieron con la solución, que no fue otra que la de viajar hasta Tournai, ciudad belga en la que se celebró la final. En la mañana del partido, las lentillas de De Gea, y sus padres por supuesto también aparecieron, por Bélgica. El portero pudo jugar y España ganó el título ante Inglaterra con gol de Bojan. Fue en ese torneo y con tan sólo 16 años cuando Aritz Gabilondo le puso el mote de 'Van der Gea', el que ya le acompañará toda su carrera deportiva.

Fuente y foto: www.google.com