miércoles, 30 de noviembre de 2011

ROA, EL PORTERO QUE ABANDONO EL FÚTBOL PARA SER SACERDOTE

Carlos “Lechuga” Roa, era en su puesto uno de los mejores guardametas del mundo, titular indiscutible en la selección argentina. Con 28 años era un jugador muy prometedor que incluso fue recibido con honores en su país al pararle a Inglaterra el penalti decisivo que les dejo fuera del Mundial, para orgullo patrio.

Tras iniciarse en el Racing de Avellaneda y posteriormente despuntar en Lanús, salto el charco de Argentina a Europa para jugar en el Mallorca, entrenado en aquella época por Héctor Cúper. Buenas campañas con el Mallorca hacen que se interesen por el los clubes más grandes de Europa, incluido el Manchester United para suplir la baja de Peter Schmeichel, el mítico de la portería de los “Red Devils”.

Nada de toda esta euforia le hizo cambiar de opinión, una decisión que llevaba tiempo rumiando, que no era otra que dejar el futbol para dedicarse en cuerpo y alma y ser sacerdote en su religión, “La Iglesia Adventista del Séptimo Cielo”. Renunciaba a ofertas millonarias, fama y prestigio para dedicarse en pleno a su fe.

El portero ya había alguna vez hablado de sus convicciones religiosas. Cuestionado porqué situaba un punto entre los números 1 y 3 del dorsal 13 con el que jugaba, rápidamente aclaró que no se trataba de una cuestión supersticiosa sino que para él esos números eran los correspondientes a Jesús y a la Santísima Trinidad.

Tras un año de retiro, se debió arrepentir y anuncio su regreso a los terrenos de juego, eso sí poniendo como condición, no jugar los sábados, día de descanso y oración para los fieles de dicha iglesia.
Volvió a jugar en el Mallorca, pero ya no fue el mismo, tampoco consiguió volver a la selección argentina. Prolongo finalmente su carrera hasta los 37 años jugando en el Mallorca y en el  Albacete , regresando más tarde a su país para jugar en el Olimpo de Bahía Blanca.

También tuvo que luchar contra un cáncer testicular, que supero y actualmente se dedica al entrenamiento de guardametas, pero mantiene sus convicciones religiosas.



martes, 15 de noviembre de 2011

UN GORDITO LLAMADO IKER CASILLAS

Ahora que los telediarios y los periódicos arrancan sus ediciones con los record de Iker Casillas en su equipo y en la selección española, donde si juega contra Costa Rica habrá superado en internacionalidades a Zubizarreta con 127 ocasiones vistiendo la elástica de “La Roja”, siendo así el futbolista español que más veces lo ha hecho, y teniendo en cuenta la longevidad de un guardameta y su estado de forma y gracia, alcanzara una cifra difícilmente superable por ningún otro jugador.

De este mostoleño con nombre en Euskera, debido a que  sus padres trabajaron temporalmente en el País Vasco, pocos saben que en sus inicios cuando contaba cinco cinco añitos, no fueron todo lo felices que cabria desear en este personaje tan aclamado ahora mismo. Iker era un niño más bien rechoncho y con tendencia a engordar, posiblemente esa fue la causa, como la de tantos porteros, de que se pusiera bajo los palos, esa y que muy probablemente no fueran tan hábil como el resto de los jugadores. Si a eso añadimos que los técnicos se dieron cuenta de que no iba a ser muy alto (mide 1,82 m.), lo tenía todo en su contra. Lo que si vieron los técnicos en él, es que todas esas limitaciones las superaba con decisión, valentía y una dotes de mando fuera de lo normal en un crio de esa edad. Y apostaron por él.

A base de perseverancia y entrenamiento supo sobreponerse a esas carencias, bajando peso y desarrollando un tren inferior fuerte para paliar esa supuesta falta de centímetros, hoy se apuesta por porteros más altos, rondando el 1,90, pero Casillas suple todo eso con una velocidad de reacción endiablada, una agilidad fuera de lo común y una personalidad dentro del campo que le lleva a ser el capitán en su equipo el Real Madrid y en la selección española. Si a eso le añadimos su humildad (todavía se ruboriza cuando le recuerdan sus éxitos) tenemos uno de los porteros más completos de la historia del balompié.

Hoy con mas diez años en la elite futbolística, está considerado desde 2008 como el mejor portero del mundo, si a eso añadimos que medio país siente envidia sana por sus títulos, recordemos que los tiene todos (alguno de ellos repetido), menos el Balón de Oro que nunca le van a otorgar, ya que a los porteros no se les tiene en cuenta para esos galardones y el otro medio por su novia, Sara Carbonero.

Entre sus anécdotas, una de las más llamativas y mas copiada es que antes de los partidos se cortaba las mangas ya que le molestaban, hoy no tiene necesidad de hacerlo ya que las marcas lo hacen por el otorgándole jerséis de manga corta. También es zurdo de pie y diestro de mano. Le llaman San Iker por sus increíbles intervenciones, aunque a él no le gusta. En una ocasión la prensa tildo al Real Madrid como “Los Galácticos”, Preguntado por ello en una entrevista,  Iker se rebeló y dijo: “Yo no soy galáctico, soy de Móstoles”.  

Tras una infancia llena de fútbol, aún con edad de cadete, volvía a ser el más precoz de su generación al ser convocado por el Real Madrid. Con tan sólo 16 años, lo convocaron por primera vez para el primer equipo. En la temporada 1997/98, Iker estaba en el Instituto el I.E.S. El Cañaveral (Móstoles), y el Director le llamó a su despacho. Le comunicaron que el Real Madrid, que jugaba en Noruega frente al Rosenborg un partido de Copa de Europa, le había convocado debido a las bajas de Illgner y Contreras. Cañizares fue titular, pero Jupp Heynckes tuvo que convocar al portero del equipo juvenil para completar la convocatoria: Iker Casillas. Mientras sus compañeros iban a entrenar en Porches, Audis, etc. él lo hacía en metro. Debutó en Liga en San Mames contra el Athletic Club con tan solo 17 años (con empate a dos goles), haciendo un partido memorable e impidiendo la victoria de “Los Leones”.

Sirva este modesto homenaje al capitán que levantó la Eurocopa de 2008 y el Mundial de Fútbol de 2010.
Este niño gordito y bajito hoy está en lo más alto de la élite futbolística, ha sido el portero más precoz en ganar una Champions League y tenemos para rato.

¡ENHORABUENA Y GRACIAS IKER!

domingo, 13 de noviembre de 2011

LA MALA SUERTE DE ULACIA

Siempre se ha dicho que hay porteros con mala suerte. En el caso del siguiente ha estado patente a lo largo de toda su vida deportiva. Algunos incidentes protagonizados por él son hasta graciosos.
El guardameta  vasco José Luis Ulacia nacido en Mutriku (Gipuzkoa) hacia pareja con Ignacio Oregui en la portería de la UD Las Palmas en los años setenta y setenta. Eran como un pack siempre (o casi) habían jugado juntos. Eran inseparables como ”Hernández o Fernández de Tintín” o los traviesos “Zipi y Zape del entrañable Escobar”.

Es como si una especie de “leyenda negra” se hubiera cebado sobre el portero de la Unión Deportiva Las Palmas. El anecdotario popular le coloco el “sambenito” de gafe o agorero e incluso la prensa se hizo eco de ello.

Cuando debutó, él no pensaba que iba a jugar ese día y se metió un atracón de angulas (esto hoy no le hubiera pasado) con lo que se puso tan malo que no pudo llegar a jugar. Otra vez en un partido de Copa que tenía que suceder a Pepín (Oregui, estaba lesionado) se puso muy enfermo con casi cuarenta de fiebre. En otra ocasión en un entrenamiento al apoyarse en el poste a descansar le metieron tal pelotazo que lo lesionaron. Pero la más sangrante de todas es que también se lesiono una vez más al meterse su propio dedo en un ojo, con lo que tuvieron que retirarlo del terreno de juego casi con perro “lazarillo”.

Toda su carrera la mala suerte le persiguió como si le estuvieran haciendo vudú

jueves, 10 de noviembre de 2011

O´BRIEN ROMPIÓ SU PROPIA PORTERÍA


Esta vez la anécdota sucedió en Irlanda. En 1975, los equipos irlandeses del y St. Patrick Athletic se enfrentaban en el campo del Athlone (St. Mel's Park). El partido era televisado y estaba siendo dominado de una manera abrumadora por el equipo local. La superioridad del Athlone Town era tal que la mayoría de tiempo se jugaba en el campo del equipo contrario. Y ahí empezó la historia. 

El portero del equipo dominador y local, Mick O'Brien, famoso por sus excentricidades y sus payasadas, estaba totalmente aburrido. Y empezó a distraerse como podía. Los cámaras viendo más espectáculo en el portero que el propio partido empezaron a mostrar interés por el jugador. De vez en cuando algunas de las cámaras dejaban de lado la portería donde se disputaba el partido para mostrar al portero local, unas veces sentado en el suelo, otras colgando del larguero, imitando a un chimpancé por el área, incluso sentado en el centro del larguero. Y llegó el show. 

En un momento del partido hubo un gran ruido y la cámara se giró automáticamente hacia la portería del portero Mick O'Brien para mostrar el larguero roto, la portería hundida y a él sentado sobre la red y las maderas. El árbitro que lo había estado observando durante el encuentro no dudó ni un momento. Llegó corriendo desde el otro campo y le mostró la tarjeta roja. O'Brien abandonó el campo y el partido continuó tan pronto la portería fue reparada. La payasada del portero se extendió por todas las emisoras y en los restos de campos de liga se oyeron grandes risas y bromas cuando la noticia fue difundida.

martes, 8 de noviembre de 2011

LAS CANTADAS DE PAVAROTTI

A los porteros cuando cometen una pifia o un error se les dice que han cantado, que han hecho una cantada o que son unos cantantes. En este caso sí que se le puede aplicar al siguiente personaje, ya que aunque en su juventud fue portero de fútbol, es considerado como uno de los mejores cantantes de ópera de todos los tiempos.

Luciano Pavarotti, nació el 12 de octubre de 1935 en las afueras de Módena, en el norte de Italia, era hijo de Adele Venturi, trabajadora en una fábrica cigarrera, y de Fernando Pavarotti, panadero y tenor aficionado, que estimuló a Luciano para comenzar sus estudios en el mundo del canto lírico. Aunque Luciano hablaba con cariño de su infancia, la realidad es que vivió ciertas penurias. Su familia tenía escasos recursos económicos; sus cuatro miembros se apiñaban en un apartamento de dos cuartos.

Después de una niñez normal con un típico interés por los deportes (en su caso, el fútbol sobre los demás), Luciano se graduó en la Scuola Magistrale, y se enfrentó al dilema de la elección de carrera. Estaba interesado en seguir profesionalmente la carrera de futbolista como portero, pero su madre le convenció para que se convirtiera en profesor. Posteriormente ejerció en una escuela primaria durante dos años, pero finalmente permitió que su interés en la música prevaleciera. Reconociendo el riesgo que esto conllevaba, su padre le dio su consentimiento a regañadientes: acordaron que Luciano recibiría alojamiento y comida hasta que cumpliera 30 años, y si no triunfaba a esa edad, se ganaría el sustento por sus propios medios.

Pavarotti se debatía entre sus dos grandes pasiones, la portería y el canto, al final prevaleció afortunadamente el segundo, para deleite de todos. No sabemos qué tal portero hubiera sido, pero como tenor todos conocemos el resultado.

Durante toda su vida fue un ferviente aficionado al fútbol e hincha de la Juventus. Compartió con otros dos tenores esa afición, en este caso españoles; Placido Domingo seguidor del Real Madrid y Josep carreras del FC Barcelona. Juntos los “Tres tenores” cantaron en diferentes eventos dedicados al fútbol, como previos de partidos y  Mundiales, concretamente en el de Francia 1998, y cada vez que hacían una aparición ante la prensa Pavarotti lo hacía siempre con un balón entre sus manos.

Fuente: www.wikipedia.org

domingo, 6 de noviembre de 2011

IGNACIO EIZAGUIRRE, EL GUARDAMETA PRUDENTE

Ignacio Eizaguirre fue uno de los mejores porteros de su época, un guardameta como mandan los cánones y del que se cuentan varias anécdotas. La primera de ellas fue una gran polémica de cuando jugaba en la Real Sociedad (1940/41). El Valencia lo ficho a espaldas del club, negociando con su padre (también fue portero) y mientras se debatía en disputas legales se pasó una temporada en blanco.

Otra de ellas ya en el club “che” cuando debutó no tuvo una buena actuación y fue relegado a la suplencia. Pio se convirtió en guardameta titular y Eizaguirre no conseguía arrebatarle el puesto. La oportunidad de debutar por segunda vez con el equipo valenciano le vino por la indisposición de Pio tras “zamparse” una cesta de morcillas traída por el padre de Eizaguirre del negocio familiar que era una carnicería (ya contada en este blog).

Jugando el Campeonato del Mundo recibió un gol extraño tras un bote del balón en una imperfección del terreno de juego así que desde entonces se llevaba unos sacos con arena de playa al campo y antes de que empezara el partido los vaciaba en el área, nivelándola después con un rastrillo y regándola también para reblandecer la zona, evitando así los malos botes de la pelota.

En temporada posterior a su retirada, siendo entrenador del primer equipo de Osasuna, se volvió a poner bajo palos debido a la cantidad de goles que recibían en cada partido, pero sin mucha fortuna y encajando los mismos que encajaban sus porteros. Todavía volvería a ocupar una portería, ya con 55 años y en un amistoso benéfico, en el que aún así demostró en algunos lances del juego que seguía llevando en la sangre el oficio de portero.

sábado, 5 de noviembre de 2011

LOS GUANTES DE MIGUEL REINA

El Atlético de Madrid solamente ha llegado a una final de La Copa de Europa de Campeones y estuvo a cuarenta segundos de obtener el título más importante del fútbol del Viejo Continente, pero un increíble descuido de su guardameta Miguel Reina lo privó del preciado galardón.

La final del torneo, que enfrentó al conjunto madrileño con el del Bayern Munich aleman, se llevó a cabo el 15 de mayo de 1974 en el estadio Heysel de Bruselas, Bélgica. Al término de los noventa minutos reglamentarios, el marcador continuaba en blanco, por lo que el juez local Louis Loreaux hizo jugar la prórroga de dos tiempos de quince minutos, tal como lo establecía el reglamento. A los 113 minutos, el delantero español Luis ¿Aragones? logró abrir el marcador con un tiro bajo que superó al legendario portero Sepp Maier. Parecía que la gloria quedaba en poder de la escuadra española. Sin embargo, a segundos del final, ocurrió lo inconcebible: aún con la pelota en juego, Reina se quitó los guantes, abandonó su lugar y se los regaló a un fotógrafo del diario Marca que se encontraba detrás del arco. El inadmisible descuido fue aprovechado por el defensor alemán Georg Schwarzembeck quien, al ver que la meta estaba libre, efectuó un violento disparo con la zurda desde algo más de treinta metros que llegó hasta las redes sin oposición.
Igualado el duelo, se pactó un encuentro definitivo para dos días más tarde, en el mismo estadio, y el entrenador Juan Carlos Lorenzo decidió mantener a Reina. Nuevo error: los alemanes se impusieron por 4 a 0.

El hecho es recordado de la siguiente manera por el técnico argentino Juan Carlos Lorenzo:

“Periodista: ¿Cómo hizo para perder la final de Europa de 1974 contra el Bayern Munich, dirigiendo al Atlético Madrid, ganando 1-0 a diez segundos del final?

Lorenzo: No me hagan acordar. Lo que hizo Reina, el arquero, no tiene perdón. Nos pusimos 1-0 a siete segundos del final. Faltando uno, tuvimos un tiro libre a favor, lo pateó Gárate y le salió una masita a las manos de Maier. Este sacó fuerte con el pie y Cacho Heredia la mandó afuera. Vino el lateral, la tomó Beckenbauer y se la dio a un tal Schwartzembeck, un zaguero que era muy torpe. Tanto es así, que no supo qué hacer y se sacó la pelota de encima pateando al arco.  Un tirito… ¿Saben lo que estaba haciendo Reina? Dándole los guantes de recuerdo al fotógrafo de Marca. Por supuesto, fue gol. Nos agarró una desesperación terrible. Vicente Calderón, el presidente, casi se nos muere en el camarín. Salimos 1-1 y había que jugar un desempate a la 48 horas. A Reina no lo encontrábamos por ningún lado. Estaba refugiado en el vestuario del árbitro. Después apareció y me pidió la revancha. Se la di, pero no nos acompaño la suerte; el Bayern nos bailó y nos ganó 4-0….”

De esta manera el padre de Pepe Reina perdió su primera y única final de la ahora llamada Champions League, para el asombro de propios y extraños. No he conseguido saber quién era el fotógrafo de MARCA. 

jueves, 3 de noviembre de 2011

EL PORTERO QUE HACIA VUDÚ A LOS CONTRARIOS

Apodado el Yashin negro, Robert Mensah es para muchos el mejor portero de la historia del fútbol africano. Estaba tan loco que se echaba encima a las aficiones rivales poniéndose a leer el periódico en medio de los partidos, y de él decían que hacía vudú a los rivales con su gorra mágica. Tal día como hoy hace 40 años su leyenda nació para siempre cuando fue asesinado en extrañas circunstancias.

En Ghana existe un equipo que se llama Los Enanos Misteriosos (Mysterious Dwarfs) que lleva a gala el nombre de su estadio con capacidad para 15.000 personas. No en vano, el Robert Mensah Stadium recuerda no sólo a la mayor leyenda que nunca salió del club, sino al portero más heterodoxo, misterioso y extraño de la historia del fútbol.

Robert Mensah, gigante negro vestido siempre de negro como el legendario portero ruso Lev Yashin, 'La Araña Negra', encerraba en sí tantas excentricidades y misterios que convertía en un acontecimiento cada salida al campo. Solía enervar a las hinchadas rivales con provocaciones poco sutiles (hacía ostentación de un gran bostezo cuando el equipo rival no atacaba o sacaba un periódico que fingía leer mientras se jugaba), tanto que en 1970, en Liberia, fue atacado por unos proyectiles lanzados desde un fondo que casi se lo llevan por delante.

Pero, sobre todo, lo que infundía era un extraño miedo. La razón, decían, era una gorra blanca que le había legado su abuelo, un brujo, en su lecho de muerte, y que jamás se quitaba debajo de los palos. Decían que con ella hacía vudú. Los rivales, incluso, trataban de arrebatársela durante los partidos. Nadie lo conseguía, porque antes se llevaba una buena serie de puñetazos.

Cuenta la leyenda que en un partido en Kinsasha, en el antiguo Zaire, a su equipo de entonces, el Asante Kotoko, le estaba robando el árbitro a base de bien. Aun así ganaba 1-2, pero al final le pitaron un penalti tan escandaloso que el entrenador del Asante decidió retirar al equipo. Mensah se negó: pararía el penalti. Cuando llegó a la portería, el árbitro le hizo una petición increíble: debía quitarse la gorra. Una muestra más de que, efectivamente, atendía a todo lo que le pedía el equipo rival.

Mensah, un gigante con muy mal carácter, montó en cólera, gritó, amenazó y pataleó; pero, al final, tuvo que quitarse la mágica gorra. Tal era su enfado que se fue hacia el rival que debía lanzar el penalti, lo miró fijamente y caminó hacia la portería haciéndole gestos amenazadores. Tanto le temblaban las piernas al pobre delantero que acabó tirando la pena máxima cinco metros por encima del larguero.

Cuando Mensah estaba en su mejor momento, en 1971 (acababa de ser finalista del premio al mejor jugador africano y contaba con unos 31 ó 32 años, no se sabía muy bien), su proverbial indisciplina le llevó a un bar de mala muerte mientras sus compañeros se concentraban para un importante partido a 300 kilómetros. Tres tipos mal encarados discutieron con él, o quizá Mensah se metió donde no lo llamaban, y el portero acabó con una grave herida producida por una botella rota. Moría en el hospital el dos de noviembre de 1971, hoy hace 40 años.

A su entierro fueron miles de personas. Los que le querían y los que le temían. Fue enterrado con su gorra, la que, decían, su abuelo le había legado para que hiciera vudú a los temblorosos delanteros.

Fuente: http://noticias.lainformacion.com

martes, 1 de noviembre de 2011

FRANTISEK PLANICKA, EL HÉROE DE BURDEOS

La historia del guardameta: Frantisek Planicka

Fue en Burdeos, Francia, el 12 de julio de 1938, en un partido de segunda ronda del Mundial de ese año entre Checoslovaquia y Brasil, un encuentro que se conocería como La Batalla de Burdeos. Fue un partido bronquísimo, en parte por la permisividad del árbitro húngaro Von Hertzka. Se sucedieron faltas muy duras y cuando el árbitro comenzó a expulsar gente era demasiado tarde. Acabaron en la calle dos brasileños (Machado y Procopio) y un checo (Riha). Nunca antes habían sido expulsados tres jugadores en un partido mundialista y este hecho no se superaría hasta el Mundial 2006 de Alemania, en un partido en Nuremberg entre Portugal y Holanda, en el ruso Valentin Ivanov expulsó a los lusos Costinha y Deco y a los neerlandeses Boulahrouz y Van Bronckhorst, amén de sacar 16 amarillas.
En Burdeos, ese día, se lesionaron varios jugadores. Los más graves, el checo Nejedlý y nuestro protagonista de hoy. El primero se rompió una pierna y tuvo que dejar el partido. Planicka se rompió un brazo y se lesionó en la clavícula (algunas fuentes dicen que también se la rompió) tras un choque con el brasileño Perácio (los medios brasileños dijeron que fue tras chocar con un poste). Pero en vez de abandonar el partido, Planicka jugó parte del segundo tiempo y la prórroga con el brazo roto y no encajó ningún gol. El partido acabó 1-1. Desde aquel día, Planicka entró en la historia. Tras ese partido, Planicka se retiró. Luego se jugó un replay y los brasileños ganaron 2-1.

En su país le llamaban Kocka v Praze (el Gato de Praga).
Era pequeñito para ser portero (1,72 m) pero destacaba por sus reflejos y agilidad.
Era el capitán checo en el Mundial del 38.En 16 años de carrera, jamás fue amonestado ni expulsado. Por su extrema deportividad, la UNESCO le premió en 1985.
Acabó el Mundial del 38 en el once ideal del torneo.
El día en el que murió fue de luto en la República Checa. El extremo Karel Poborsky retrasó su fichaje por el Manchester United para poder asistir al funeral de Planicka.
En 1938 cerró su carrera internacional con 73 partidos para Checoslovaquia. Hasta 1966 no fue superado su récord de internacionalidades, a cargo de Ladislav Novak.
Frantisek Planicka nació el 2 de julio de 1904 y fallecio el 20 de julio de 1996.

Fuente: el buenísimo e impagable blog La web de los deportistas olvidados.
http://quefuede.blogia.com/2011/072001-quien-fue...-frantisek-planicka.php