Cuando José Iraragorri se decidió a quitar al gran Lezama de
los tres palos, dio paso –según sus palabras- a un aldeano de Orobio de un
barrio de Amorebieta, el que solo había jugado en el equipo de su pueblo y
ahora estaba en San Mames jugando con el Athletic y ya no abandonaría ese
puesto hasta pasados 14 años, hasta que llego un chavalín llamado Iribar.
Carmelo era un portero de garantía y un autentico para penaltis y
eso que antes no había toda la información que posee un portero antes de los
encuentros, vídeos estadísticas etc. Se tenía que entrenar por su cuenta ya que
históricamente no se ha hecho mucho caso a los porteros y para saber hacia
dónde tiraban los penaltis los jugadores contrarios indagaba entre camareros y
taxistas que le proporcionaban la información demandada. Elegía bien a sus
informadores ya que fue el primer portero que paró un penalti en Wembley y el
que le detuvo a Kubala el único penalti que falló.
En cuanto a las lesiones
En aquel famoso partido de la nieve contra el Manchester que
todo el mundo recuerda a el le dejo un recuerdo imborrable… en la rodilla. Una
entrada de Taylor todavía hace que se acuerde de él ya que a veces aun le hace
cojear, la medicina de ahora no tiene nada que ver con la de antaño. Le
escayolaron un tiempo y ¡Hale a jugar! Parecido fue cuando se fastidio los
dedos jugando contra Osasuna y el mejor remedio que encontró fue pescar
cangrejos en las frías aguas del rio de su pueblo, eso le calmaba y al final
acabo curándolo.
Aquella lesión la pagaron los cangrejos de Orobio.
Fuente: El magnífico libro “HISTORIAS DE SAN MAMÉS
No hay comentarios:
Publicar un comentario