viernes, 24 de mayo de 2013

SAN ROMÁN ADEMAS DE BANQUILLO, MULTA


Miguel San Román Núñez, nació el 25 de abril de 1938, en Mombuey (Zamora).

Este guardameta de la historia del Atlético de Madrid se pasó dos semanas llorando, con apenas 14 años, cuando tuvo que abandonar su Zamora natal. Pero se le paso pronto, cuando en 1956 en unas pruebas junto al estadio Metropolitano le ficho el Atlético. Llego en el 56 y abandono el equipo colchonero en el 70.Lo hizo con Javier Barroso de presidente y lo abandonó con Vicente Calderón. 14 años dan para mucho, en una época en la que no había aun ni chándal,  se dejó las rodillas muchas veces en la maltrecha hierba del campo, como demuestran las cuatro operaciones, que sufrió a lo largo de su carrera.

Tras una carrera cubierta de jugosas anécdotas, San Román ostenta el récord de ser el jugador que más veces ha estado en un banquillo en la historia de un club sin salir a jugar. Era una época en la que no había cambios y solo se vestía junto al once el portero suplente. Únicamente jugó una temporada y además lo hizo muy bien. Fue en un año flojo del Atlético de Madrid y en cierta ocasión en la que empataron contra el Sevilla -que era el último de la clasificación-, los mandamases del club decidieron multar al equipo por falta de combatividad. Menos a Rivilla que era el capitán. San Román indignado subió raudo para hablar con la directiva: “¿Cómo que falta de combatividad yo? ¿Cómo que una multa por no combatir? ¿Qué hago, me doy de cabezazos contra el poste? ¡Que soy el portero, joder, que soy el portero!” No le sirvió de nada.

Injusta decisión de la junta directiva.

Con el paso de los años fue presidente de la Asociación de Veteranos del Atlético

Fuentes: El magnífico libro “EL FÚTBOL TIENE MUSICA” de José Antonio Martín Otín (Petón), www.bdfubol.com y www.elpais.es

viernes, 3 de mayo de 2013

ARGILA, DEL BASKET A LA PORTERÍA DE UNA ESTIRADA



Un caso curioso dentro del mundo del deporte por lo inusual, es el de Fernando Argila, que paso de jugar profesionalmente al basket a hacerlo al fútbol. Argila era un auténtico gigante para la época, con 182 centímetros de altura se defendía fenomenalmente bajo la canasta en las canchas de baloncesto, defendiendo los colores del Atlético de San Gervasio, jugando a nivel profesional durante tres campañas. En su decisión influyo también que al término de la guerra civil, se disolvieran varias asociaciones y la burocracia lenta de la época (como la de ahora) impidiera que pudiese volver a jugar -o por lo menos como él quería- y se decantó por el fútbol.

Fernando Argila Pazaglia nació en Barcelona el 26 de diciembre de 1920.

Deportista nato, también practicó con éxito la natación, pero su gran salto fue cuando cambio las botas de baloncesto por los guantes de la portería, nada menos que la del FC Barcelona.


Con los “cules” permaneció dos temporadas. La de la promoción de 1942 fue una de ellas, que ha sido la vez que el equipo blaugrana ha estado más cerca de cambiar de categoría y que pese a esta vicisitud gano la Copa del Generalísimo a un auténtico ogro de la época, el Athletic de Bilbao por 4 - 3, hasta que la suplencia le hizo mirar hacia otros lares. Entonces ficho por el Oviedo, donde permaneció desde 1944 a 1957, con la excepción de las campaña 51-52 que la jugó en el Atlético de Madrid. 

El equipo asturiano relanzó su carrera, llegándole la llamada de la selección española, disputando un único encuentro contra Turquía, con victoria española por 4-1, y que se jugó en el Santiago Bernabéu. Aun así tuvo ocasión de compatibilizar el fútbol y el basket en una campaña entremedio, en la que tuvo que sacarse el carnet amateur.

Una vez abandonada la defensa de su porteria se decantó por los banquillos, llegando a entrenar a Oviedo, Granada, Racing de Santander, Espanyol, Sporting de Lisboa y Córdoba.

Según sus palabras en una entrevista para “El mundo deportivo” el 10 de febrero de 1987:


“Siempre sentí una especial atracción hacia todo lo que fuese deporte, aunque el fútbol y el basket, así como la natación, eran mis actividades preferidas. En el colegio La Salle, de Gracia, en el que había ingresado de niño, venia alternando el basket y el fútbol. En este último jugaba de portero. De allí me fue fácil ingresar en el Barça, como “amateur” y tres como profesional. Me ví titular del primer equipo, con los legendarios Escolá, Balmanya, Mariano Martín, Sospedra, Raich, Benito, Valle, Zabala, Nogués y Miró”.

“En aquel entonces había muy pocos jugadores, si es que había alguno, que pudiese mirarme por encima del hombro. A esa ventaja, unía la de poseer un buen tiro a media distancia, con alguna que otra “pedrada” y me resultaba bastante fácil la bandeja Con el Atlético formamos un bien conjuntado equipo, con muy buenas individualidades, los Font Carreras, Borre!, Quero!, Pagés, etc.; en 1940 fuimos finalistas de Copa, contra el entonces imbatible Hospitalet de los Sanahuja, Maneja, Vidai y demás figuras, que nos venció por2O-17. Un dato histórico: aquella fase final de Copa se celebró en la pista que el Español había construido a la misma entrada del terreno de Sarriá, y que se inauguró con dicha fase final. Esa Copa fue la de mi despedida del basket”.

Fuente: http://www.futbolypasionespoliticas.com y la Hemeroteca de “El Mundo Deportivo”

DALÍ TAMBIÉN FUE PORTERO



Ese "Gran Genio" de la pintura y las artes plásticas, provocador por naturaleza, llamado Salvador Dalí, parece ser que también fue portero de fútbol, aunque no haya encontrado ninguna fotografía que así lo atestigüe.

Muchos han sido los personajes de las letras, el arte, la música y la pintura llamados por esta extraña adicción de posicionarse entre los tres palos, “en este espacio tridimensional”, como le llamaba Chillida.
Según el libro de Petón “El fútbol tiene música”, que yo descubrí en otro fabuloso libro “Héroes bajo los palos”. Salvador Dalí, hijo de un famoso notario de Figueras, era amante del fútbol y junto a los futuros jugadores del Barça: Barba, Piera y Samitier se defendía con ellos entregado en la portería y hay quien dice que tenía tanta calidad como guardameta que le hubiese podido disputar la titularidad al “Divino” Zamora. Pero un día las artes plásticas le tiraron más que el balón y se hizo el petate y se marchó a Madrid, dejando huérfanos los maltrechos guantes, las rodilleras y la gorra de portero, abandonados en un perchero de Cadaqués. Olvidando o perdonando excelsas tardes de gloria deportiva.

Por ello no es de extrañar su segundo acercamiento al fútbol a través de tres de sus obras. La primera en el año 1974, cuando se encargó a Dalí la elaboración de un cartel conmemorativo del 75 aniversario del F.C. Barcelona.


Posteriormente en 1977 el modesto Sant Andreu, que pasaba por una profunda crisis recurrió y solicitó al genial pintor ampurdanés la elaboración de un cuadro cuyos beneficios serían destinados a las arcas del club. De esta manera Salvador Dalí pintó “Gol”.


Y por último en 1986 cuando con motivo de la inauguración del Estadio Municipal de Figueres -con un partido entre el Figueres y el FC. Barcelona- se elaboró el cartel anunciador recurriendo a sus “Els Atletes Cosmics”.


Como tantas veces el fútbol parece ser que perdió un fabuloso portero, pero el mundo ganó un inmortal artista.

Fuentes: Los libros: El fútbol tiene música, Héroes bajo los palos y la web: http://cartasesfericas.wordpress.com/2010/09/18/pincelada-esferica-dali-y-el-futbol/