El legendario portero argentino Amadeo Carrizo usaba una
gorra de cuadros escoceses, que siempre llevaba en los partidos. En el apogeo de
su carrera (42 años) pensaba que aquella prenda le traía suerte y no se la
quitaba ni para ducharse. De todos son sabidas las manías que suelen tener los
guardametas, y si él decía que aquella gorra le traía suerte, seguramente seria así.
No en vano Amadeo llevaba cinco partidos con la portería a cero.
Pero ocurrió algo que no esperaba el gigante de la portería.
En el transcurso del partido y cuando el equipo visitante iba a lanzar un córner, al delantero Ángel Clemente Rojas se le ocurrió la diablura de quitarle la
gorra de la cabeza y salir corriendo como alma que lleva el diablo por todo el
campo, para regocijo de la grada. Todo el equipo de River salió en pos del ladrón
incluido Carrizo, para recuperarla. La situación más que dantesca fue cómica,
hasta que pudieron recuperarla. Amadeo de muy mal humor pero con una medio
sonrisa en forma de mueca se la caló hasta las cejas para que no ocurriera nada
semejante otra vez.
El córner se sacó sin consecuencias, pero en el trascurso
del encuentro el joven y bisoño Norberto Madruga recibió un pase largo y se
escapo solo directo a la portería defendida por Amadeo y cuando se encontraba
solo delante de él, el arquero levanto la mano simulando haber escuchado el silbato
del arbitro y le dijo como el que no quiere la cosa: “¿Qué haces, pibe? Estas en
fuera de juego. Madruga que venia con el balón controlado dudo una fracción de
segundo… ¡Y Carrizo le robó la pelota! Fue la venganza del portero a la afrenta
anterior. El que ríe el último ríe mejor debió pensar el veterano portero.
Aun así y ya con la misma gorra, Carrizo alcanzaría los
nueve partidos sin recibir un solo gol.
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