El Estadio Olímpico fue el escenario donde se disputó la
final de la Copa de Europa de 1984. En ella se enfrentaban el AS Roma y el
Liverpool. El equipo romano venia de remontar un 2-0 desfavorable contra el Dundee
United escocés, por lo que venían con la moral por las nubes. En cambio el
Liverpool pese a tener ya tres copas europeas en su poder no atravesaba uno de sus mejores
momentos pese haber llegado hasta la final. El partido disputado de poder a poder
acabo con el resultado de empate a un gol, contra todo pronóstico, ya que todos
daban como seguro ganador al equipo italiano, pero no contaban con el gol-churro-rebote del equipo ingles. Por primera vez en la historia,
los dos finalistas se iban a jugar el trofeo en la tanda de penaltis.
Aquí viene la curiosidad: Los romanos comenzaron con ventaja
en los lanzamientos desde los once metros. Sin embargo, cuando las cosas
pintaban peor, el sudafricano Bruce Grobbelaar, portero estrafalario donde los
hubiera, genio y figura del momento y capaz de lo mejor y de lo peor, actuó.
Primero simulando comerse unos “spaguetis” con la red de la portería que
provocó el fallo de Conti, y con 3-2 a favor de los ingleses realizando un
baile donde simulaba que las piernas se le iban, se le volvían blandas y perdía
el equilibrio. Aturdido, Francesco Graziani falló y dejó el título en manos de
Kennedy que no perdonó y dio la cuarta copa de Europa al Liverpool.
Debajo el video, pudo convertirse en el baile del verano si Georgie
Dann le hubiese puesto música.
No hay comentarios:
Publicar un comentario