En la década de los 40, el Albacete Balompié tenía un portero apellidado Hortelano (del que no he encontrado ninguna fotografía), que por comodidad se afeitó la cabeza y para que no le diese el sol y no quemarse la calva jugaba con gorra. En medio del partido, en la disputa de un córner, cuando el balón iba por el aire, un delantero rival con picardía le quitó la gorra y se la lanzó al aire, Hortelano se tiró hábilmente a por la gorra mientras el balón se colaba mansamente en su portería.
Seguramente al bueno de Hortelano no le hacía ninguna gracia extraviar aquella gorra, ya que igual era la única que tenia y no la quería perder.
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