Sobre Iribar he escrito largo y tendido, pero es un
personaje tan grande en la historia del fútbol que necesitaría una enciclopedia
entera para contar sus historias.
Fue en 1968, se jugaban los dieciseisavos de final de final
de la Copa de Ferias, que no es otro que el antiguo nombre de la Copa de la
UEFA o lo que es ahora la UEFA Europa League. El Athletic Club se enfrentaba al
mítico Liverpool dirigido por Bill Shankly.
En el partido de ida jugado en San Mames el equipo bilbaíno venció
por 2 a 1, con lo que llego a Anfield con cierta ventaja. Se disputan los 90
minutos reglamentarios y el partido termina con el mismo resultado 2 a 1, pero
esta vez a favor del Liverpool. En la prorroga no se cambio el resultado, así
que el árbitro saco una moneda para decidir quién pasaba a la siguiente ronda.
Aunque ahora nos parezca extraño, en aquel entonces los penaltis aun no estaban
contemplados en el reglamento para dilucidar una eliminatoria, así que era la única manera de decidir el
ganador. La moneda tenía una cara roja y otra azul. El capitán del Liverpool
eligio el color rojo y Koldo Aguirre, capitán del Athletic… azul. La suerte decidió
que el pase a la siguiente ronda beneficiase al Athletic.
Iribar jugó uno de los mejores encuentros de su carrera en
la famosa "batalla de Liverpool". Llamada así por la comunión entre
jugadores y afición la insistencia de los delanteros ingleses y la cantidad de
disparos a puerta que realizaron. El "Txopo" estuvo durante dos horas
de juego atajando sin cesar varios balones de los más peligrosos delanteros de
Europa. Hizo un encuentro que permitió al Athletic llegar al final con ese
resultado.
Así que una vez finalizado el encuentro con la victoria
rojiblanca en la eliminatoria, todos los jugadores bilbaínos entraron en el
vestuario celebrándolo dando las lógicas muestras de alegría. Pero Iribar no,
el “Txopo” estaba sentado en un banco muy serio y cabizbajo. Se acercaron a él
para preguntarle si le pasaba algo, a lo que contestó: “¿Que si me pasa algo?
¿Pero vosotros os creéis que es forma de ganar tirar una moneda al aire?”. No
es que Iribar no estuviera feliz con el importantísimo triunfo. Es que hubiera
preferido ganarlo sobre el césped, demostrando poseer una buena dosis de casta
y de orgullo.
¡El txopo era y es mucho txopo!
Fuente: http://www.aupaathletic.com/
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