Sin lugar a dudas a Arthur Conan Doyle siempre se le
recordara por ser uno de los escritores que más ha aportado al género de detectives,
teniendo como su mayor logro las novelas de Sherlock Holmes y su inseparable
doctor Watson, llegando a convertirse en toda una personalidad de la época,
incluso siendo nombrado Sir por la Reina de Inglaterra.
Estudió medicina en la Universidad de Edimburgo y entre
examen y examen escribía relatos para distraerse, que enseguida llamaron la
atención y empezaron a publicarse en periódicos locales. Al finalizar medicina
se embarco como medico en la armada británica, y a su licenciatura se traslado a Postsmouth
para montar una consulta.
Aquí viene lo bueno, Conan Doyle fue un esplendido
deportista, que lo mismo practicaba cricket, que jugaba a los bolos, también fue
un buen jugador de golf, incluso practico boxeo y se dice que fue el
introductor del esquí en el Reino Unido.
Además de todo eso también fue el primer portero de fútbol
en el equipo “Postmouth Association Football Club” y no debía hacerlo nada mal según
cuentan los narradores de antaño. Un personaje tan controvertido no podría haber
jugado en otra posición.
Claro que también fue un afamado espiritista y cultivador de
las artes mágicas.
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